En el año 1030, un monje llamado Guido, el cual era Maestro del
Coro de la Catedral de Arezzo situada en la Toscana, creó los nombres de
las siete notas musicales, utilizando las primeras sílabas de los
versos de un himno dedicado a San Juan El Bautista.
UT queant laxis
REsonare fibris
MIra gestorum
FAmuli teorum
SOLve pollutti
LAbii reatum
Sancte Ioanness
("Para que tus siervos puedan, a plena voz, celebrar tus hechos maravillosos, purifica nuestros labios manchados, Oh San Juan")
En el S XVII la primera nota UT fue cambiada por DO, una sílaba mas sonora para el canto.
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